Las nuevas evidencias ofrecen tranquilidad a las supervivientes de cáncer de mama que se quedan embarazadas

Un estudio retrospectivo llevado a cabo por la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) y presentado en el marco de su Reunión Anual 2017 que se está celebrando en Chicago (EE.UU.) ha descartado que las mujeres que se quedan embarazadas tras superar un cáncer de mama tengan más riesgo de sufrir una recaída o de fallecer, tampoco en tumores con receptores de estrógenos positivos.

Como explica Erica L. Mayer, directora de la investigación, «estos datos dan tranquilidad a las supervivientes de un cáncer de mama que tienen un bebé tras ser diagnosticadas del tumor».

En nuestra sociedad, el retraso en la edad de la primera gestación, unido al hecho de que se está registrando un aumento relativo del cáncer de mama en una franja de edad más joven, hace que muchas mujeres que han padecido un cáncer de mama se planteen la posibilidad de un embarazo con posterioridad. Lamentablemente a veces, cuando consultan con facultativos e incluso con supuestos “expertos” en cáncer de mama, no siempre reciben la información adecuada, que en ocasiones es radicalmente contraria a los datos proporcionados por la evidencia científica.

Asimismo, otra preocupación con respecto al embarazo en estas mujeres era la necesidad de interrumpir la terapia hormonal tras la cirugía antes de intentar lograr un embarazo, ya que se recomienda recibirla durante entre 5 y 10 años.

Un estudio se basó en una revisión de los datos de 1.207 pacientes diagnosticadas con cáncer de mama no metastásico antes de 2008, todas ellas menores de 50 años. La mayoría (57%) tenían cáncer ER-positivo y más del 40% tenían factores pronósticos deficientes, como un tamaño tumoral grande y una diseminación del cáncer hacia los ganglios linfáticos axilares.

Del total de pacientes, 333 se quedaron embarazadas, y su situación fue comparada con la de 999 pacientes con cáncer de características similares, pero no embarazadas.

El tiempo medio desde el diagnóstico hasta la concepción fue de 2,4 años, aunque las mujeres con cáncer de mama ER-positivo solían tardar algo más en conseguirlo. De hecho, el 23% de las pacientes con este subtipo logró el embarazo al menos 5 años tras el diagnóstico, en comparación con el 7% de pacientes con tumores ER-negativos.

Tras un seguimiento medio de aproximadamente 10 años desde el diagnóstico del tumor, no hubo diferencias en la supervivencia libre de progresión entre las mujeres que se quedaron embarazadas y las que no lo hicieron, independientemente de los receptores de estrógenos.

Los análisis secundarios mostraron que no había diferencia en la supervivencia libre de enfermedad en comparación con las mujeres que no se quedaron embarazadas, independientemente de si el embarazo llegó a término o se produjo un aborto espontáneo o de si habían amamantado a sus hijos.

Entre las supervivientes de un cáncer ER-positivo tampoco hubo diferencias en la supervivencia global entre las que se quedaron embarazadas y las que no lo hicieron. Por su parte, las que presentaban un subtipo ER-negativo y se quedaron embarazadas tuvieron una probabilidad un 42% menor de fallecer que aquellas que no estaban embarazadas.

Como explica Matteo Lambertini, co-autor de la investigación, «es posible que el embarazo pueda ser un factor protector para las pacientes con cáncer de mama ER-negativo, a través de mecanismos del sistema inmune o mecanismos hormonales, pero necesitamos más estudios al respecto».

Además, y aunque los datos sobre la lactancia materna fueron muy limitados –solo 25 mujeres informaron de haber amamantado a su recién nacido–, los resultados sugieren que la lactancia materna es factible, incluso después de la cirugía de mama.

Fuente: ABC