La autoexploración mamaria es un método «importantísimo» para el diagnóstico de la patología benigna de la mama. Para que la mujer conozca la anatomía y configuración de su propio cuerpo y pueda darse cuenta de cualquier cambio en la consistencia, en la secreción o en la simetría de las mamas.
En España cada año se detectan cerca de 16.000 nuevos casos de cáncer de mama, y, según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada 8 mujeres se verá afectada por este tumor. Por este motivo, las campañas de detección precoz y los programas de mamografías cobran especial importancia, ya que cuanto más temprano se realiza un diagnóstico del cáncer de mama, más posibilidades habrá de curación.
¿Qué es la autoexploración?
Se trata de la exploración de las mamas por la propia mujer y se aconseja que se haga a partir de los 20 años. Según la AECC, permite que la mujer conozca sus mamas facilitando la detección de cualquier anomalía. «Cuanto antes mejor. Hay que empezar cuando tenemos algún familiar al que le hayan detectado un cáncer de mama, pero en general, cuanto antes se explore más se va a conocer cómo es el propio cuerpo, de forma que en el momento en el que aparezca algo se va a detectar», subrayan especialistas en patología mamaria.
Así, la autoexploración mamaria es un método «importantísimo» para el diagnóstico de la patología benigna de la mama. Para que la mujer conozca la anatomía y configuración de su propio cuerpo y pueda darse cuenta de cualquier cambio en la consistencia, en la secreción o en la simetría de las mamas.
Pasos para una buena autoexploración.
Se recomienda realizar la autoexploración mamaria después de la menstruación. De esta manera es más fácil detectar cualquier anomalía porque desaparece la tensión mamaria tras la regla. Aquí van los pasos:
1.- Colocarse delante del espejo y mirar buscando que las dos mamas tengan simetría, que no existan alteraciones en la forma del complejo areola- pezón, y las mamas tengan un tamaño, forma y color normales. (No toda la retracción del pezón es patológica. Ni indica un posible cáncer de mama. Hay mujeres que tienen los pezones invertidos desde el nacimiento).
«Hay que aprovechar los momentos en la ducha, frente al espejo, cuando nos echamos crema. Hay que comprobar que no aparecen lesiones o rojeces extrañas en la piel y cuándo aparecen bultos. Eso sí, siempre ante la duda se debe acudir al especialista. Frente al espejo, te pones las manos en posición de jarra y ves si pasa algo diferente», indica los expertos
2.- Con la mano contralateral explorar la mama. La dividimos en cinco cuadrantes: los cuatro que marca una cruz y el quinto es el complejo areola – pezón. Exploramos cuadrante por cuadrante y finalmente exprimimos el pecho desde el interior hacia el pezón para observar la posible salida de algún tipo de líquido.
3.- Levantar los brazos y fijarse si se ven las mismas alteraciones. «Se elevan las manos sobre la cabeza. Entonces, las mamas cambian y pueden aparecer por ejemplo depresiones que no habíamos visto», especifican los expertos
4.- También aconseja realizarlo tumbada en la cama, y con una mano detrás de la nuca. Mientras, con la otra se explora la mama, primero de forma suave, y después ejerciendo más presión porque se intenta buscar algún bultito. Hay que procurar utilizar un tacto firme y pausado con las yemas de los dedos, manteniendo los dedos rectos y juntos. El movimiento debe ser circular.
Fuente: La opinión de Málaga