Un equipo multidisciplinar en el que colaboran el Instituto de Investigación Biomédica junto a la URV, ha conseguido desvelar un nuevo mecanismo de acción que podrá utilizarse para combatir este tipo de cáncer. Y es que los tumores del cáncer de mama dependen, según se evidencia, de la grasa externa. Es decir, necesitan recoger grasa exterior para seguir creciendo. Este “talón de Aquiles” podría emplearse para evitar la proliferación de dichos tumores de una forma más eficiente.

Estructura 3D de la proteína LIPD (F Slebe, IRB Barcelona)

Estructura 3D de la proteína LIPD (F Slebe, IRB Barcelona)

LIPG, el talón de Aquiles

LIPG (o lipasa G) es el nombre de una proteína, una enzima, que se encuentra en la membrana de las células. Esta enzima es empleada por las células tumorales, que al fin y al cabo son células propias del cuerpo que han comenzado a funcionar mal, para captar grasa del exterior. Hasta la fecha se sabía que las células del cáncer de mama cambiaban sus “instrucciones” y su maquinaria celular para captar más nutrientes, tales como azúcares, o para formar más lípidos, grasas, con la finalidad de seguir proliferando de manera descontrolada. Por primera vez, sin embargo, se ha encontrado un mecanismo que muestra cómo estas células no solo toman azúcares, sino también lípidos de fuera. Además, los investigadores han conseguido mostrar cómo este proceso puede ser bloqueado al detener la acción de LIPG. De esta manera también se detiene la proliferación del tumor.

Según los datos, los niveles de LIPG son muy altos en el 85% de las células del cáncer de mama. Esto es coherente con un posible tratamiento. Y es que, si detenemos la acción de LIPG podríamos detener el cáncer de mama en gran medida. Esto, unido a otros tratamientos, podría ayudar a combatirlo de una manera más sencilla y eficiente, aumentando la calidad de vida de los pacientes. LIPG, entonces, podría ser un auténtico punto débil en este tipo de cáncer, tan común y peligroso. “Este nuevo conocimiento relacionado con el metabolismo podría representar un talón de Aquiles para el cáncer de mama” explica el investigador ICREA y jefe de grupo del IRB Barcelona, Roger Gomis, co-líder del trabajo junto a Joan J. Guinovart, director del IRB Barcelona y catedrático de la Universidad de Barcelona.

En guerra contra el cáncer de mama

Los tumores proliferan a partir de las células que recubren los túbulos que conducen la leche hasta el pezón. Aunque la incidencia es cien veces mayor en mujeres, el cáncer de mama también puede afectar a los hombres. El cáncer, como otros tipos, es un tipo complicado de afección. Normalmente una o varias células comienzan a funcionar de forma errática. Sus instrucciones dejan de ser coherentes y comienza a nutrirse y expulsar desechos de forma descontrolada. Pero lo más importante es que comienza a reproducirse, creando un ejército de células, copias de esta primera estropeada, sin ningún tipo de control. Esta masa de células “rotas” forman el tumor. De aquí, algunas pueden desprenderse y llegar a otras partes del cuerpo, reproduciéndose. Es entonces cuando llega la metástasis generalizada que, normalmente, implica una situación terminal.

Para poder combatir el cáncer de mama, usualmente, hay que retirar todo el tejido que ha provocado el tumor. Por seguridad, siempre se quita más tejido del afectado, lo que supone un impacto estético y psicológico severo para el paciente. Pero, con hallazgos como este, se pueden encontrar nuevos tratamientos que nos permitan ganar terreno al cáncer de mama en esta guerra. Por ahora, el proceso ha sido detectado y combatido solo en modelos, es decir, que se ha comprobado en tejido celular y en animales. El siguiente paso es comprobar el funcionamiento de este mecanismo en seres humanos. Con un poco de tiempo, esto puede traernos nuevos medicamentos y tratamientos. Pero, para ello todavía falta un poco más de tiempo.

FUENTE: http://www.lagranepoca.com/vida/salud/56335-descubren-una-nueva-diana-que-podria-ayudar-a-combatir-el-cancer-de-mama.html